"No acabarán", "no tendrá fin". Eternidad, resurrección... Dos realidades fundamentales básicas que no se pueden eliminar de la revelación que Dios ha dado a los hombres. Dios no se ha dado a conocer como un compañero más de paso en esta vida para hacerte el camino más ameno y nada más. No tiene nada que ver con el concepto fantasioso de "Adas madrinas" ni tampoco es lo que se transmite en el ámbito religioso con el "Ángel de la Guarda". Aunque éste último (el ángel de la guarda) ha sido sacado de las enseñanzas bíblicas, la Persona y Obra de Dios es mucho más que eso. No está limitado a los niños pequeños ni tampoco está limitado a una esfera terrenal para acabar todo en ella. La dimensión de proyección y transcendencia empapa toda la revelación de Dios. Somos objetos del plan de Dios para su Gloria, nos toma para su Eternidad, para su Reino, el cual no tendrá fin, nunca acabará. Hay dos opciones: aceptarlo como realidad, o rechazarlo como fant
Desde la azotea de mi bloque hay vistas muy corrientes, edificios corrientes de un barrio corriente; no es mía particular, pertenece a la comunidad, pero un café en la tarde sienta muy bien allí. Sin embargo, tengo una "azotea" (mi cabeza) que sí es personal e intransferible. Ahí comienza la contemplación y reflexión de unas vistas que superan con creces lo que hay delante de mis ojos... Ahí, con un cafe en una mano y la Biblia en la otra, me elevo en las meditaciones de las Glorias de mi Dios.