HACIEND O LAS COSAS BIEN. CLAMAR. En el mar oscuro y tempestuoso de la incredulidad, antes de la última bocanada de agua tras el naufragio, el alma puede alzar un grito de socorro, de búsqueda, a QUIEN durante todo el placentero viaje estuvo ignorando… a DIOS. Con este comienzo he querido ilustrar la vida como un bello crucero por el océano, en el cual se disfruta ignorando muchas cosas trascendentales y especialmente a Alguien trascendental, a DIOS mismo ; pero llegado el momento de los grandes golpes de la vida , como si de una tempestad gigante se tratara, ocurre el naufragio, toda “diversión” queda relegada a último plano, y lo importante se vuelve palpable a través de la cara de la tragedia . Ya no pensamos en la piscina de cubierta, ni en la discoteca, el teatro, el cine, el restaurante, el tipo de vino que acompañará al menú degustación, el perfume que usaremos para el baile, etc… ahora uno sólo piensa en no hundirse y salvar la vida… uno se conformaría con aca...
Desde la azotea de mi bloque hay vistas muy corrientes, edificios corrientes de un barrio corriente; no es mía particular, pertenece a la comunidad, pero un café en la tarde sienta muy bien allí. Sin embargo, tengo una "azotea" (mi cabeza) que sí es personal e intransferible. Ahí comienza la contemplación y reflexión de unas vistas que superan con creces lo que hay delante de mis ojos... Ahí, con un cafe en una mano y la Biblia en la otra, me elevo en las meditaciones de las Glorias de mi Dios.