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CLAMANDO EN LA ANGUSTIA

 HACIENDO LAS COSAS BIEN. CLAMAR.

En el mar oscuro y tempestuoso de la incredulidad, antes de la última bocanada de agua tras el naufragio, el alma puede alzar un grito de socorro, de búsqueda, a QUIEN durante todo el placentero viaje estuvo ignorando… a DIOS. 


Con este comienzo he querido ilustrar la vida como un bello crucero por el océano, en el cual se disfruta ignorando muchas cosas trascendentales y especialmente a Alguien trascendental, a DIOS mismo;  pero llegado el momento de los grandes golpes de la vida, como si de una tempestad gigante se tratara, ocurre el naufragio, toda “diversión” queda relegada a último plano, y lo importante se vuelve palpable a través de la cara de la tragedia. Ya no pensamos en la piscina de cubierta, ni en la discoteca, el teatro, el cine, el restaurante, el tipo de vino que acompañará al menú degustación, el perfume que usaremos para el baile, etc… ahora uno sólo piensa en no hundirse y salvar la vida… uno se conformaría con acabar en tierra firme aunque fuese una isla desierta.


En un momento así la mente se eleva a lo alto, y la persona de DIOS, antes desaparecida de su escenario mental, cobra un papel principal o casi principal…. “¡ay Dios mío, que me hundo, que me muero!”


Dios no cierra sus oÍdos al clamor de nadie, ni aunque sea en el último momento a la desesperada, aunque sea tras muchos rechazos ingratos de su llamada a la puerta del corazón mientras que se gozaba de los placeres del crucero… pero eso sí: siempre y cuando haya un clamor como debe ser clamado….


En su Palabra, Dios nos dice cómo es eso, para que sepamos cómo es hacer las cosas bien, que no es más ni menos que acertada y sinceramente:


1.- A QUIÉN ACUDIR... “Invócame” es la expresión que vemos en el texto que adjunto en la imagen del Salmo 50:15... Acude al Señor. El Señor se muestra como Único Dios Vivo y Verdadero, y no comparte su gloria con nadie. Es Dios celoso y su celo es perfecto y santo.


El Señor no espera que tú intuyas esto, ÉL te lo enseña, y te indica que así es y así debes entenderlo.


“Mirad a mí, y sed salvos,  todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22). Para todos los pueblos, razas, lenguas,... Dios es Dios de todos no de unos pocos según su cultura.


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y YO (Jesucristo) os haré descansar” (Mateo 11:28).


No sólo hay ofrecimiento, hay llamamiento, consejo y recomendación.


2.- EN QUÉ ACTITUD... Arrepentimiento, confesión y fe. No acudir con reproches, ni tentando, ni dudando, ni ocultando,... nada de ello es admisible para Dios. Ciertamente Dios oye nuestras quejas, pero antes hay un paso esencial: la humillación ante ÉL.


“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú; oh Dios.” (Salmos 51:17)


“Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos de los Apóstoles 17:30)


“Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.” (Hechos de los Apóstoles 3:19).


3.- QUÉ CLAMAR... Dios oye el clamor, pero… ¿qué clamor es el que oye? 


“...no se olvidó del clamor de los afligidos” (Salmos 9:12).



“En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. ÉL oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de ÉL, a sus oídos.” (Salmos 18:6)


Éstas son palabras fieles, promesas que el hombre puede hacer suyas, en plena confianza. Dios oirá su clamor, y responderá.


El problema es que muchos piensan que  no se les concede lo que piden, y piensan que es porque simplemente no hay Dios o Dios no hace caso; sin embargo el apóstol nos enseña:


“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:4).


No, cualquier clamor no, Dios no es el genio de la lámpara que está sujeto a nuestros deseos, sino al contrario, nuestros deseos están sujetos a Dios.


El que padece la bravura de las olas en mitad de un naufragio no está en condiciones de pedir un buen coche… en tal caso demostraría que no es  consciente de la situación auténtica y por tanto está errando en su petición, y también en su concepto sobre el Ayudador.


Dios no es el todopoderoso que existe para rellenar el hueco infinito de nuestros caprichos insaciables concediéndonos cada uno de ellos.


Dios es el que nos presenta la realidad de nuestra situación, de nuestro estado, y de lo que nos rodea… y nos presenta realmente nuestras necesidades y lo que es necesario para nosotros realmente (que no es precisamente lo que nosotros percibimos como lo que necesitamos… “necesito un buen coche”... “necesito un buen chalet”... “necesito un móvil de última generación”...)


4.- CONSECUENCIAS… “tú me honrarás” así acaba el texto de la imagen que comparto. No existe una búsqueda sincera de Dios y un clamor sincero del corazón sin una actitud de gratitud y a
doración ante la respuesta de misericordia y de gracia recibida de parte de ÉL.


“Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza” (1ª Crónicas 16:25).



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