SER... ¿Buena persona o persona buena? (-Parte 4-)
No olvidemos el tema que nos ocupa: “lo importante es ser buena persona”. Y ahora nos toca decir: si, es importante, al menos es mucho mejor que ser mala persona, pero, no es suficiente.
¿Suficiente para qué?... ¿Suficiente para quién?.... (no voy a decirlo aún).
Lo más importante es ser una persona buena, ya lo dijimos. Pero, ¿qué es ser una persona buena? y ¿quién determina (o juzga) si una persona es buena o no lo es?... (tampoco lo diré aún).
Así fue como acabamos la Parte 3.
Voy a ir directo a las Escrituras (La Biblia), ya he comentado bastante sin ellas y a partir de ahora será mi referencia. Allí encuentro que:
1. Sólo Dios es bueno
2. No existe ningún hombre bueno
3. Jesucristo es el único hombre bueno en la Historia
"Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios." (Lucas 18:19)
"Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien…
Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Salmos 14:1 y 3)
".. oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros…" (Los Hechos 2:22)
Esto hace que el gran porcentaje de los oyentes/lectores se echen las manos a la cabeza, se asombren, queden boquiabiertos, o directamente rechazan tal sentencia.
Inmediatamente sale el argumento: "¿tú eres malo… te consideras malo… haces cosas malas?" Etc …
Es una forma de decir: mira, ten cuidado, porque cuando dices "todas las personas" o "ninguna persona" también te incluyes a ti mismo, y,... eso no estarás tan seguro de decirlo ya ¿verdad?.
Bueno, pues si, y seguramente yo mismo sea una de las mejores evidencias para mí mismo de que ando en lo cierto.
Y es que el amor propio y la autojustificación son unos de los principales tropiezos para tratar objetivamente este delicado tema. Lo estamos viendo a través del plano de "yo no hago mal a nadie, yo soy una buena persona" y ya empezamos con una visión empañada y distorsionada de la realidad.
Recordamos la Parte 1, y allí quedó claro que "yo no pego a nadie", pero, alguna vez he mentido… esa mentira no tuvo demasiada transcendencia, pero, ¿estas 100% seguro que no la tuvo?... sería interesante poder hacer un seguimiento, a modo de escenas de película de cine, de las consecuencias en el tiempo y en las personas de aquella "mentirijilla" que "no hizo mal a nadie".
Quizás nos sorprendería ver cómo causó sus efectos nocivos a medio o largo plazo. Más o menos nocivo, pero nocivo al fin y al cabo; y ya sabemos cómo en una manzana un pequeño golpecito acaba con el tiempo estropeándola entera.
Sin embargo, ¿es la trascendencia en los demás lo único que afecta a mi conducta?... No, hay algo más, o mejor dicho ALGUIEN más. Imaginemos que mi "mentirijilla" no hizo mal a nadie (lo dudo) ni a medio, ni a largo plazo… pero la ley de Dios, escrita en piedra y escrita en mi conciencia (lo cual no tienen los animales) me dice claramente: NO MIENTAS… y he mentido.
"¿Pero eso qué mal supone?"! dirás... Pues DESOBEDIENCIA, a Dios, directamente, ni más ni menos.
Y ahí empieza la gran debacle humana.
La desobediencia es algo que hoy día no está demasiado mal vista. Los padres no consiguen tener hijos obedientes y se da por sentado que un hijo no te va a obedecer y encima está casi establecido que no puedes hacer mucho por conseguirlo. De modo que el tema "obediencia" está casi diluido en la conciencia humana (eso sí, si se trata de Hacienda, otro gallo nos canta).
Pero es que además, en una sociedad tan avanzada en la inmoralidad, la obediencia ocupa un puesto casi irrisorio en nuestra escala de valores. Estamos lidiando con altos niveles de corrupción como para plantearse algo tan…. ¿secundario?... como la obediencia...
Bueno, pues la clave del asunto es que nosotros y nuestra moral no podemos ser el punto de referencia sobre el cual basarnos, por cuanto estamos impregnados de mal; tan solo alguien libre de toda contaminación de maldad puede ser referencia y guía para determinar el bien y el mal, lo bueno y lo malo.
Así que se trata de Dios, su ley y su demanda (o exigencia).
Concluimos pues que "ser buena persona" no es suficiente para ser tenidos por buenos, y no es suficiente para Dios.
Pero esto ya será para la próxima parte. Saludos.
Comentarios
Publicar un comentario