EMPODERADOS
Cada año la Universidad saca términos nuevos que agregan a sus asignaturas. Hay que seguir llenando ese saco insaciable que es el ser humano, cuya mente y corazón son infinitos.
Y no me gusta ser mal pensado como forma inicial de partida en mi pensamiento, pero sinceramente, lo que me rodea en este mundo (vaya a dónde vaya) me obliga a tender a esa actitud.
Y pensando mal me da la impresión que el intento de avance de las universidades no van tan encaminados al progreso de la investigación y descubrimiento de las maravillosas obras de la creación, sino más bien van dirigidas a inculcar principios preestablecidos por ciertos sectores de la sociedad (poderosos) que pretenden el control y dominio de todo cuanto puedan abarcar (a ser posible el planeta entero,... apuntando alto se consigue llegar más lejos).
Bueno, inculcar ideas no es tarea fácil, es como si un extraño te llama en mitad del campo y te dice: “ven, ven, entra en mi cueva verás qué cosas más bonitas hay....” No sólo no entras, sino que pegas la carrera del siglo en dirección contraria a la entrada de la cueva.
De modo que el típico truco de toda la vida es el que no falla, ese de Hansel y Gretel, ese que es atractivo a todos los sentidos: vista, oído y olfato... Una casa de chocolate... Mmmmm! ¿Quién se puede resistir?....
Al contrario ocurre si lo que te encuentras es un huevo podrido o un vaso de leche cortada.
De la misma forma hay asuntos que atraen poderosamente al corazón y la mente humana, y esos atractivos son conocidos y usados por los "secuestradores de almas de este mundo".
Uno de esos asuntos es el PODER.
¿Hay alguien que pueda levantar la mano y decir "yo renuncio a ser poderoso"?.
¿A quién le molesta ser poderoso?... No digo que todos estén sedientos de poder, pero, si te lo ponen fácil, ¿quién lo va a rechazar... y por qué lo iba a rechazar?.
Por el contrario, ser tomado por débil, blandengue y manipulable es un plato que huele muy mal, como ese huevo podrido o leche cortada, que nadie puede aceptarlo por mucha hambre que pase.
Imagina la escena: "oye, te has tirado toda tu vida perdiendo el tiempo, has hecho el tonto, te han tomado por tonto (o tonta), has sido usado,... no puedes seguir así, no puedes permitir eso, es intolerable... tienes tu dignidad, tienes que preservarla, tienes que defender tu sitio, tu integridad..."
No está nada mal, en principio no hay nada malo en ello, la llamada de atención no es mala y en muchos casos es incluso necesaria.
Pero la cosa avanza… siguiendo la ilustración, el chocolate no es malo, y por tanto recomendar su consumo tampoco lo es. “Pasa, pasa,.... entra, siéntate y come toooodo cuanto quieras”.... y empieza “lo bueno” y “lo correcto” a cambiar de tono… todo en exceso es malo, todo sin control es malo, todo abusado es malo,.... comienza la glotonería, ingieres sin control, te dejas llevar por las sensaciones placenteras visuales, olfativas y del paladar… ingieres chocolate como si no hubiese un mañana...y llega lo que tiene que llegar: un tremendo empacho e indigestión, que te aturde, te deja sin sentido, y acumulando calorías, día tras día, hasta que eres un gordito apetecible para ser devorado por ese “amable” anfitrión que te invitó astutamente a entrar en su casa de chocolate, que no era otra cosa que una cueva de perdición.
Pues eso, es bueno guardar la dignidad, defenderla, mantener tu lugar y luchar por ser una persona respetada… pero la intención de tus “anfitriones” realmente no es velar por tí, ni por tu dignidad, sino embriagarte de una sensación de poder mediante la cual, paradójicamente, lejos de darte libertad te convierten en un instrumento en sus manos para usarte a fin de lograr su propósitos, logrados los cuales serás posteriormente desechad o esclavizado sin disimulos.
Te han llenado de “poder”, de “sensación de poder”, de “creerte que eres poderoso”....te mostraron el EMPODERAMIENTO, te lo inculcaron, "eres una persona empoderada"... y te agrada tanto eso que entregas ciegamente tu apoyo incondicional, renunciando a la crítica y al exámen de lo que son o de lo que plantean… TE COMPRARON.
Lo peor de todo y lo triste es que luego ocurre la desgracia: la caída, y una caída con peores resultados que el estado inicial en el que te encontrabas, porque a parte de humillación se produce desconcierto, decepción y pérdida de toda confianza y esperanza. Cuanto más alto nos subieron, más duro fue el golpe.
Dios jamás pretendió hacernos poderosos, pero nos ofreció su poder. El hombre no está capacitado para ser poderoso, no tiene los principios morales ni espirituales necesarios para sustentar en su vida esa característica sin que se corrompa y acabe en tragedia o en triste final.
Dios nos da su poder, y nos fortalece en las dificultades, en los momentos precisos y oportunos, para resistir la prueba. Por su puesto, lo hará con aquellos que le buscan y confían en ÉL. “Dios… nos dará también juntamente con la tentación la salida para que podamos resistir” (1ª Corintiios 10:3)
Nunca nos convertirá en poderosos, porque somos tan ingratos e irresponsables que seríamos capaces de renunciar a ÉL una vez constituidos como tales.
En Génesis capítulo 3 el relato nos muestra cómo desde el principio la humanidad viene siendo golpeada de la misma manera: "Seréis como Dios" (Génesis 3:5). De esta manera, con este engaño, Satanás logra su propósito: separar al hombre de su Dios. Si eres como Dios eres un ser EMPODERADO, no necesitas a Dios y actúas a expensas de Dios....NO HAY MAYOR TRAGEDIA cuyas consecuencias seguimos arrastrando.
Nos es necesario ser mantenidos en dependencia de ÉL, para asegurar que estamos donde debemos estar: junto a ÉL, con Él, en ÉL…. “separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
Y finalmente, algo muy importante: en los brazos del Señor no habrá caída, ni decepción, ni vergüenza, ni humillación, ni pérdida de confianza, ni pérdida de esperanza…. ÉL ES FIEL Y SUYO ES EL PODER. NO HAY LUGAR A ERROR.
"En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado."
(Salmo 4:8).
Pues sí, así me voy a la cama esta noche, una vez más, CONFIADO, y no por mi poder que me protege ni me da seguridad, sino POR QUIEN SÓLO LO PUEDE HACER POR MÍ: EL SEÑOR.
Buenas noches.
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