SER... ¿Buena persona o persona buena? (-Parte 6-)
Habiendo visto en la -Parte 5- que el carácter de Dios es Santo y sus exigencias respecto al bien y al amor son "la perfección", tendríamos que plantearnos lo siguiente:
¿Qué es ser bueno?
¿Quién determina si eres o no bueno?.
Muchas veces nos han podido decir "¡qué buena persona eres!" (mi padre nos lo decía a modo de "chascarrillo" cuando éramos pequeños, y a sus nietos continuó con la tradición; nos reíamos en su momento y ahora nos reímos al recordarlo).
Seguro que nosotros también lo hemos dicho de otros.
Sin embargo esa afirmación no va mucho más allá de lo que pueda ser un halago. Porque realmente nadie nos conoce al 100% ni nosotros conocemos a nadie de esa forma.
Deberíamos preguntar a maridos, esposas, convivientes, etc… ¿qué tal es fulanito?, ¿es buena persona?... "Bueno,... Si… en líneas generales, si…. pero…." Seguro que algún que otro "trapo sucio" sale, y eso ¡sin llegar a ver el corazón!...
Sin embargo, el Señor... ay! el Señor....
"Yo El Señor, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras." (Jeremías 17:10)
"Y el Señor respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Dios no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Dios mira el corazón." (1º de Samuel 16:7)
Así que lo que las personas juzguen de nosotros de poco valdrá si buscamos un juicio justo de nuestro "ser".
¿Quién, justa y perfectamente, determina si una persona es buena? Lo determina Dios.
¿Y sabéis qué ha determinado? Ha determinado que NADIE es bueno.
Porque ser bueno consiste en ser, TOTALMENTE, bueno, y no vale con ser, mayormente bueno. Ser bueno por fuera y ser bueno por dentro, ser bueno ayer, hoy y mañana, y en todo momento. Consiste en obedecer la ley de Dios, totalmente, una ley que cuida del prójimo, y que glorifica a Dios.
La ley debía ser cumplida totalmente, todo el tiempo de nuestra vida, y en todo muestro ser: hecho, palabra y pensamiento.
"Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos." (Santiago 2:10)... ¿por una sola falta ya se convierte en culpable de todas?... ¡Tal la exigencia de Dios!.
"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón." (Mateo 5:27-28)... ¡Aún el pensarlo ya es tomado como transgresión!... Insisto: TAL LA EXIGENCIA DE DIOS.
Eso nos coloca en la realidad de lo humanamente imposible. ¿Imposible?... Si… ¿Por qué?... Porque hay algo en nuestro ser que nos impide que eso se logre….
Pero eso ya lo veremos la próxima vez (continuará….)
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