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SIMPLES y SENCILLOS

SIMPLES no... SENCILLOS

¡Cuidado! No nos confundamos, no es lo mismo ser simple que sencillo.

Ser sencillos es incluso virtuoso, y de gran valor en mitad de una sociedad que vive con dobles caras, con muchas manipulaciones de conductas, pensamientos, intenciones, etc...

Ser sencillos es ser transparentes, veraces, directos, una sola cara, una clara intención, no hay que rebuscar en sus pensamientos, ni temer tergiversaciones... Todos hemos escuchado alguna vez es afirmación respecto de alguien: "Fulanito es lo que ves"... Pues eso.

¡Ojalá fuésemos sencillos a la vez que prudentes!... Ya lo mandó el Señor:

"He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas." (Mateo 10:16).

Sin embargo el simple manifiesta una forma de vida lejos de toda virtud.

No hay esfuerzo ni sacrificio en él, el profundizar en algo no va con su interés, no hay por tanto criterio propio ni bien fundamentado, de modo que no actúa acertadamente en momentos críticos o cruciales.

Es un conformista, y mientras esté a gusto con sus "chuches" (mis caprichos, mis compras, mis cervezas, mis fines de semana, mi deporte favorito, etc...) todo está bien para él.

Sin embargo, el asombro del escritor del texto que adjunto era cómo es posible "amar" esa posición en la vida.

El problema es "amar la simpleza", es decir, estar a gusto, cómodo, en esa situación y actitud.

Es más fácil vivir sin preocupaciones, sin afrontar circunstancias de forma responsable, sin esforzarse en discernir para ejercer un justo juicio... porque, no somos llamados a juzgar a nadie, pero sí a examinarlo todo y actuar en consecuencia; de manera que si se examina (o juzga) justa y acertadamente, se actuará correctamente.

Por eso hay tanto error y tantos aprovechados de esos errores... Por eso hay pisoteados y pisoteadores.

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