De nuevo, otro café para compartir, y algo más... DEMASIADAS LÁGRIMAS. No hace falta mucho tiempo ni mucha atención para ver que estamos en un mundo donde abunda el llanto y el dolor. Y peor que el dolor físico: el dolor de nuestro ser, nuestro interior, nuestra alma. La Biblia hace un buen recuento de ello; no me refiero numérico, que daría para llenar el océano si contamos desde la primera lágrima derramada en esta Tierra. Las lágrimas cuentan; cada una es una moneda de cambio cuya unidad de valor es el sufrimiento. Y no hay ni una que pase desapercibida al Señor de las almas y de toda la Creación. En Job encontramos a alguien que de forma consciente, personal, voluntaria, quiso poner sus lágrimas directamente a modo de apelación a este su Dios. Los "amigos" serán geniales, pero nadie es perfecto y alguna vez en la vida todos nos fallamos. Por eso Job tiene un horizonte mucho más amplio y elevado que el de las amistades terrenales... Por muy buenas que sean, comparados con
Desde la azotea de mi bloque hay vistas muy corrientes, edificios corrientes de un barrio corriente; no es mía particular, pertenece a la comunidad, pero un café en la tarde sienta muy bien allí. Sin embargo, tengo una "azotea" (mi cabeza) que sí es personal e intransferible. Ahí comienza la contemplación y reflexión de unas vistas que superan con creces lo que hay delante de mis ojos... Ahí, con un cafe en una mano y la Biblia en la otra, me elevo en las meditaciones de las Glorias de mi Dios.