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RESPONDIENDO MÁS QUE PALABRAS

Las conversaciones humanas muchas veces se caracterizan por iniciarse con un tono de voz y en un nivel de respeto que poco a poco, gradualmente (a veces no tan gradual) van modificándose en volumen y tacto; normalmente el volumen acaba aumentado y el tacto, o el respeto se acaba perdiendo.

Caldo de cultivo para que esto ocurra es contar con:
- temas de alto riesgo (sabéis cuáles son)
- muchas horas desocupadas e invertidas en "opinar".




Dos libros de Salomón nos enseñan acerca de tal caso:

(Proverbios 10:19) "En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente."
(Eclesiastés 6:11) "Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad."

Mejor invertir en conocer que en opinar.

- Hablar (opinar, enseñar)
- Oír (aprender)
- Airarse (un frecuente resultado)

El Apóstol Santiago sabe que la tríada está interconectada:

(Santiago 1:19 - 20) "Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios."

Dado el escenario "de riesgo" que supone hablar unos con otros desconociendo cómo será el desenlace, me resulta entrañable una escena que encuentro en el libro del Profeta Zacarías. El profeta tiene una visión y Dios le muestra el contexto:

- el pueblo de Dios ha estado sometido durante 70 años bajo cautiverio lejos de su tierra por su rebeldía e impiedad y por tanto siendo juzgado severamente por Dios. En la visión se muestra una conversación que forma parte del Consejo Divino. Y encuentro la siguiente afirmación:

(Zacarías 1:13) "Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo."

No voy a entrar en profundidades, pero el tema era "de riesgo" y ya sabéis que con temas así no se sabe cómo puede acabar un asunto... PERO EL SEÑOR TRAE CALMA Y CONSUELO.

¡Qué buen resultado! ¡Qué bueno estar cómodo en una conversación! ¡Qué importante estar siempre dispuestos a traer la paz allá donde estemos o en lo que hagamos y digamos!...
Cuando vemos que el asunto empieza a ponerse feo, en vez de ir cargando nuestro interior de armamento intelectual para ofrecer la respuesta más aplastante sobre "el rival" aliñado con una subida de tono en la voz... mejor optar por establecer un oasis de bienestar.... Fuera ira, fuera agresividad, fuera enfrentamiento.

(El que escribe esto tiene mucho que aplicarse en su vida de este asunto, de ahí que lo tenga presente en mí mente y lo mantenga como asignatura pendiente).

HAY ALGUIEN QUE LO PONDRÁ TODO EN ORDEN EN SU DÍA (¡y no voy a ser yo con una conversación!)... Mejor que ordenar es mantener y preservar: PRESERVEMOS LA CALMA.

Salomón nos vuelve a enseñar la forma:

(Proverbios 15:1) "La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor."

Hay algo en nuestras respuestas que puede ser más que razones, más que argumentos, más que datos informativos, más que palabras.... HAY ALGO QUE SE LLAMA BONDAD Y SUPERA TODO ARGUMENTO.... 

Si lo pensamos bien, podemos estar RESPONDIENDO MÁS QUE PALABRAS.

Pues solo me queda despedir esta reflexión (que comparto con vosotros con el último sorbo de café) considerando a AQUEL cuyas PALABRAS, no sólo eran la respuesta perfecta en contenido, en tono y en cantidad.... SINO EN SUSTANCIA... JESÚS, EL CUAL TIENE PALABRAS DE VIDA ETERNA.

Juan 6:68 "Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna."

ACUDE A ÉL, SU RESPUESTA NO TE VA A DEJAR INDIFERENTE: POR SU PALABRA PUEDES VIVIR.

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